viernes, 15 de mayo de 2015

Décimo séptimo relato. SANGRE FRÍA

Era 16 de octubre de 2018, y sucedió algo increíble. El cometa Eros pasó cerca de la tierra, hasta el punto de preocupar seriamente a prácticamente todo el planeta. Ya eran dos coincidencias, y eso ya era demasiado para ser precisamente coincidencias. Esperaba que Martín volviera pronto, ya que entendí que podía ayudarle a cambiar el futuro.
Pocos días después, volvió a aparecer.
-Hola de nuevo, Guillermo.
-¡Martín!
-¡Cuánto entusiasmo! ¿Es que ya me crees?
-¿Estás de broma? ¿Cómo no voy a creerte? ¡Me dijiste que pasarían cosas que acabaron sucediendo!
-Ja, ja, ja. Vale, cálmate, hombre. Supuse que reaccionarías así, visto tu escepticismo en nuestro primer encuentro. Centrémonos. Necesito que hagas algo por mí. Algo que cambiará el futuro para mejor.
-¡Dímelo! Haré lo que haga falta.
-¿Estás seguro? Lo que te voy a pedir no es algo fácil.
-Sí, lo estoy. Dime qué tengo que hacer.
-Tienes que matar a Francisco Javier García Bautista. Sé que parece una locura, y más sabiendo que es un crío, pero acabará siendo el dictador que domine el mundo.
-Espera, ¿qué? ¿No hay otra manera?  No voy a poder hacerlo.
-Debes hacerlo. Nadie más puede saber todo lo que te he contado, reinaría el caos.
-¿Y por qué no lo haces tú mismo?
-Ya sabes que no puedo quedarme mucho rato o me pillarán. Tengo que irme, llámame cuando te decidas, pero ten en cuenta que solo me localizarás entre las seis y las seis y media de la tarde, ya sabes por qué.
Me dio un papel con un número de teléfono y se fue.
Durante unos días estuve pensando si hacerlo o no, hasta que tras tanto tiempo sin poder dormir decidí que lo haría. Llamé a Martín y me dio la dirección del domicilo del niño. Fui hacia allá, me colé en la casa y maté al bebé a sangre fría. La policía me detuvo a los pocos días y les expliqué todo lo que sabía, pero lógicamente no me creyeron y acabé en la cárcel. Al día siguiente de ingresar en prisión, Martín me visitó para decirme lo siguiente:
-No me lo puedo creer, ¡lo hiciste!. ¿De verdad creíste todo lo que te conté? Hay que ser idiota.
-Espera, ¿era mentira?
-¿Que si era mentira? Joder, claro que era mentira. Os elegí a unos cuantos solitarios y os conté varias previsiones, diferentes para cada uno, basadas en suposiciones mías, y las que te conté a ti fueron las que se cumplieron. Después de eso, era fácil convencerte para que te cargaras al hijo de mi exmujer y le destrozaras la vida. Hasta nunca, paleto.
Y es por eso que hice lo que hice. A todos los que he hecho daño con eso, lo siento, de verdad. Me despido con esta nota porque no puedo vivir con lo que he hecho, si les sirve de consuelo.

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